La revolución de las tecnologías de la información y la comunicación ha transformado diversos aspectos de la sociedad desde la década de 1970. Existen diferentes perspectivas sobre la relación entre cambios tecnológicos y sociales, incluyendo el determinismo tecnológico que ve a la tecnología como el impulsor de cambio y el determinismo social que ve a la tecnología como producto de fuerzas sociales. La perspectiva sociotécnica intenta superar esta dicotomía al entender que la tecnología y la sociedad se influy
1. La revolución de las tecnologías de la información y la comunicación
Todos los hombres y mujeres del mundo, en distintas épocas y
regiones, conviven con diversas tecnologías que, de una forma u otra,
participan en las relaciones que establecen con la naturaleza y con los
otros. Desde los inicios de la humanidad el hombre se ha caracterizado
por la posibilidad de construir herramientas con usos específicos que
constituyen, de hecho, extensiones o amplificaciones de su cerebro o sus
manos.
Buena parte de las historias sobre las sociedades occidentales
muestran períodos que se caracterizan por cambios importantes en las
formas que adquieren las tecnologías, al mismo tiempo que esas
sociedades se modifican fuertemente. En este sentido, es posible
interpretar las referencias a las transformaciones que definieron la “edad
de hierro” o, más cerca en el tiempo, las “revoluciones industriales”. En
ambos casos, los análisis señalan modificaciones fundamentales en los
patrones tecnológicos (por ejemplo, a partir de la posibilidad de moldear
metales y utilizarlos para construir herramientas más competentes que la
piedra o la madera para ciertas tareas) y, a la vez, cambios estructurales
en las sociedades que desarrollaban estas tecnologías.
Algunos historiadores, economistas y sociólogos acuerdan en que
“desde la década de 1970 ha tenido lugar uno de estos períodos
excepcionales, que se ha caracterizado como una revolución de las
tecnologías de la información” (Castells, 2001a). Esos años fueron el
escenario del desarrollo de un conjunto de novedades tecnológicas y
científicas en diversos campos, especialmente en la microelectrónica y la
optoelectrónica, pero también en la biología, a través de la ingeniería
genética y la biotecnología.
Siguiendo a Manuel Castells, un sociólogo experto en la temática, es
posible caracterizar este proceso como revolucionario, en tanto comparte
con las revoluciones tecnológicas precedentes dos aspectos
fundamentales: la capacidad de penetración de las transformaciones
tecnológicas en distintos campos y dominios de la actividad humana, y el
hecho de que las nuevas tecnologías se orientan no solo hacia la
obtención de nuevos productos, sino, fundamentalmente, hacia nuevos
procesos de producción.
Sin embargo, esta última revolución se diferencia de sus predecesoras
en un aspecto fundamental que concierne al papel que adquieren la
información y el conocimiento. Aún cuando el conocimiento científico y
tecnológico estuviera en la base de los modelos de producción y
desarrollo anteriores a los años setenta, a partir de ese momento el
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2. avance científico y tecnológico tuvo como objetivo desarrollar una nueva serie
de saberes en torno a la información, el conocimiento y su procesamiento.
Esto implica que el conocimiento se desarrolla a partir de que las
nuevas tecnologías y saberes permiten operar sobre la propia información,
su procesamiento y su transmisión. A modo de ejemplo podríamos señalar
que en la revolución industrial de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX el
conocimiento resultó fundamental para el desarrollo de las tecnologías
basadas en la máquina de vapor. En la actual revolución informacional, el
conocimiento produce tecnologías que, como las computadoras y las
redes digitales, trabajan ellas mismas con información y conocimiento:
pueden procesarlos, distribuirlos, almacenarlos, etcétera.
Otra diferencia fundamental con las revoluciones tecnológicas
precedentes lo constituye la velocidad con que estas nuevas tecnologías se
extienden, no solo a diversas actividades y dominios de la economía y la
cultura, sino a través del mundo. Sin embargo, esta expansión no ha sido
igual en las distintas zonas del globo sino que ha profundizado la
desigualdad ya existente entre países y regiones. Esto da lugar a que las
desiguales posibilidades de acceso a estas nuevas tecnologías
constituyen una fuente importante de diferencias en las posibilidades de
desarrollo y de relaciones de poder entre los países.
El desarrollo de la industria high tech se encuentra localizado en la
confluencia de las tecnologías de procesamiento de la información y las
tecnologías de telecomunicaciones. Su creciente convergencia queda
representada por los términos que comúnmente se utilizan para referirse a
ellas: “industrias infocomunicacionales”, “nuevas tecnologías de la
información y la comunicación”, “tecnologías de la información y la
comunicación” o, usando una abreviatura de esta última denominación,
“TIC”.
Estas nuevas tecnologías tienden a extenderse, incorporándose a
distintas actividades humanas. A modo de ejemplo podemos señalar que,
en la Argentina, la cantidad de computadoras personales se ha
cuadriplicado en los últimos diez años y, según datos del año 2005, su
número asciende a 5.200.000, aproximadamente, según los datos
ofrecidos por el Observatorio de Industrias Culturales del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires.
Por otra parte, las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación se encuentran, como veremos a continuación, íntimamente
vinculadas con un conjunto de importantes transformaciones en diversos
ámbitos de la sociedad como la economía, la cultura, las formas de
interacción social, la política, la educación y otros. Sin embargo, ¿significa
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3. esto que estas transformaciones son la consecuencia directa de los
cambios tecnológicos ya reseñados?
La relación entre estas transformaciones sociales, políticas y culturales
más amplias y los cambios tecnológicos es un tópico ampliamente
debatido. De hecho, existen diferentes explicaciones teóricas que dan
cuenta del mismo.
Una de las vertientes para explicar estas vinculaciones es la
denominada determinista tecnológica. Desde esta perspectiva se respondería
afirmativamente a la pregunta planteada anteriormente, bajo el supuesto
de que los cambios tecnológicos son, efectivamente, los que producen
consecuencias y transformaciones importantes en la sociedad. Desde
esta visión se advierten los “impactos” de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación sobre algunas esferas de la sociedad, en
las que las nuevas tecnologías provocan cambios. De acuerdo con esta
vertiente, la tecnología es el resultado de los conocimientos individuales
de algunos grandes inventores y fruto de la acumulación del conocimiento
científico y tecnológico.
Así, una vez que un cierto desarrollo tecnológico se consolida (las
computadoras y las redes, por ejemplo), la sociedad queda a merced de
las transformaciones que estas imponen, como si las novedades
tecnológicas entraran en funcionamiento sin que existan otras
mediaciones como las culturales, las sociales o las políticas, entre otras.
Hay quienes aseguran que la expansión de internet provocará que a
largo plazo los otros soportes de información (y especialmente los libros)
se convertirán en obsoletos. Pueden entenderse como deterministas
tecnológicas tanto las posturas que ven la incorporación de las
computadoras en la educación como una “panacea”, como aquellas que
la ven, básicamente, como un “riesgo” (Burbules y Callister, 2001): en
ambos casos es la tecnología la que impacta sobre la sociedad,
transformándola de una forma u otra.
A este relato determinista de la tecnología se le contrapone otra visión
según la cual las tecnologías son el resultado de decisiones y prácticas
sociales, no exentas de condicionantes sociales y políticos. Esta visión
determinista social de la tecnología permite comprender a los desarrollos
tecnológicos como resultados del entramado social y, por lo tanto,
entiende que las tecnologías no son neutrales sino que están moldeadas
por valoraciones políticas, económicas, sociales, etc. Por otra parte,
según esta perspectiva, se piensa a los desarrollos tecnológicos no como
el invento de un genio individual sino como productos “hijos” de un
tiempo histórico y de una cultura determinados.
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4. Desde esta posición existen en la actualidad algunos autores que, por
ejemplo, distinguen el desarrollo de internet como el resultado de ciertas
decisiones políticas e ideológicas. Señalan que la red de redes (internet)
fue una tecnología originalmente desarrollada por el Departamento de
Defensa de los Estados Unidos y que posee las características propias de
una tecnología militar, vinculada con el control de los ciudadanos y la
obtención de información confidencial.
El determinismo social constituye una respuesta teórica al
determinismo tecnológico y quienes lo plantean suelen sostener que
representa una mirada crítica y “política” frente a la otra posición, a la
que señalan como más ingenua. Sin embargo, esta postura, que hace un
fuerte hincapié en lo social, frecuentemente olvida preguntarse acerca de
los desarrollos tecnológicos en sí, como si las características y formatos
que estos adquieren fueran irrelevantes para comprender las numerosas
relaciones entre sociedad y tecnología.
Ambas posiciones son deterministas, por cuanto suponen que la
sociedad y la tecnología son dos esferas separadas y que,
alternativamente, “impactan” una sobre la otra, con escasas
interacciones cruzadas.
Finalmente, una tercera perspectiva que intenta superar a las
anteriores es la denominada perspectiva sociotécnica, que procura entender las
situaciones sociales en que los cambios tecnológicos tienen lugar, a la vez
que contempla la forma que adquieren los artefactos tecnológicos y
estudia sus significados.
La mirada sociotécnica propone, en primer lugar, que la tecnología y la
sociedad no son dos esferas separadas e independientes entre sí. Un
estudioso de la tecnología perteneciente a esta corriente, el sociólogo
holandés Wiebe Bijker, utiliza la metáfora del “tejido sin costura”, para
señalar la imposibilidad de identificar qué aspectos son originalmente
“sociales” y cuáles “tecnológicos” en situaciones de cambio
sociotécnico (Bijker, 1987).
Prosiguiendo con el ejemplo de internet, digamos que la “red de
redes” también ha sido utilizada por grupos sociales con fines distintos,
casi opuestos, a los que se proponían las primeras entidades que
contribuyeron a crearla y promoverla. Por ejemplo, el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN), utiliza desde el año 1995 la red informática
como el espacio privilegiado para difundir la situación de la población
indígena de Chiapas en conflicto con el gobierno mexicano, y en su
búsqueda de apoyo internacional. Este ejemplo parece señalar dos
cuestiones: por un lado, la necesidad de pensar en las características y
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5. potencialidades propias de la red que hacen posible usos diferentes, como
en este caso, con finalidades emancipatorias; por otro lado, podemos
preguntarnos qué difusión internacional de sus propuestas habría logrado
el EZLN si no hubiera podido recurrir a internet.
Estos ejemplos planteados en torno al desarrollo de internet a partir de
la iniciativa del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y el uso
del mismo recurso por parte del EZLN dan cuenta de las múltiples
apropiaciones y finalidades, casi podríamos decir antitéticas, con que
puede emplearse un mismo recurso disponible. Seguramente, podríamos
considerar múltiples ejemplos para comprobar formas de uso divergente
de internet y de las nuevas tecnologías, así como la incorporación de
estas tecnologías en ámbitos de lo más variados.
Por otra parte, las miradas sociotécnicas enfatizan que una tecnología
no es un artefacto único y “cerrado”. Sostienen que cada tecnología,
utilizada por distintos grupos sociales, se resignifica a partir de los usos
que cada grupo le da, y que, en consecuencia, podría hablarse de varias
tecnologías.
Por ejemplo: existen en la Argentina algunas experiencias de trabajo
social y animación cultural con niños y jóvenes en situación de calle, que
proponen el espacio del cíber y los juegos en red que allí se disponen
como lugar de encuentro y comunicación; al mismo tiempo, los juegos de
computadora podrían ser vistos como medios de entretenimiento y relax
hogareño para algunos adultos, luego de una jornada laboral. Para estos
dos grupos sociales, niños y jóvenes en situación de calle y adultos que
vuelven de su jornada laboral, los videojuegos asumen significados
diferentes y funcionan, de hecho, como tecnologías diferentes.
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